El tomate es originario de México y de los países de América Central. A finales del siglo XV o durante el siglo XVI cruzó el Atlántico para ser cultivado en la península Ibérica donde la huerta era una tradición muy arraigada, gracias a la cultura del Al Andalus. Hay quien sostiene que entró en Europa a través de Nápoles, que en el siglo XVI estaba bajo dominio español.
En el ámbito de la vega media del Esla, que es donde se encuentra Mansilla de las Mulas, fue una hortaliza más entre otras, cultivada para el autoconsumo. Pero en la década de los años 30 y 40 del pasado siglo comenzó a comercializarse, circunstancia que motivó su expansión en el entorno de este municipio, donde muchos de los hortelanos siguen utilizando la semilla autóctona, que da un tomate de piel muy fina, tamaño medio, un poco achatado y espléndido de sabor.