Rutelán

Hay quien a firma que esta localidad posee un origen romano, conociéndose, en esa época, como Uttaris.

Cierto o no, esta pequeña aldea santiaguesa debe su historia y legado al transitar de peregrinos.

Su iglesia parroquial de San Juan Bautista fue construida entre los siglos XIII y XVII, pudiéndose observar así, en su alzado, los estilos románico y barroco.

Sobre un altozano, Ruitelán posee su edifico más emblemático, la ermita de San Froilán que alberga la que fuera gruta de resguardo del Santo cuando andaba por estas tierras y lugar donde la leyenda centra uno de los pasajes más sobresalientes de su vida, el amansamiento del lobo que devoró al asno del Santo.

Pasar por Ruitelán supone también una parada obligatoria para visitar su puente romano de una sola bóveda de medio cañón en mampostería de pizarra y el molino, que se encuentra a las afueras del caserío, que conserva intacta su maquinaria original del siglo XIX.

En Ruitelán el peregrino dispondrá de albergue, zona de acampada, bar, y tienda.

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