Los modernos procesos industriales trajeron consigo una profunda transformación de la siderurgia. En León, el proyecto más importante de modernización del sector se desarrolló en Sabero a mediados del siglo XIX. La explotación de tres minas de carbón dio lugar, tras diferentes vicisitudes y fusión de sociedades, a la Palentino-Leonesa de Minas, que inició la construcción de un alto horno en 1846, la conocida ferrería de San Blas, pionera en España en emplear altos hornos alimentados por carbón mineral (cok), y que actualmente alberga el Museo de la Minería y la Siderurgia de Castilla y León.
Junto a este ejemplo sobresaliente, destacan también en Sabero los pozos Herrera I en Sahelices de Sabero y Herrera II en Sotillos de Sabero, cuyos castilletes son uno de los elementos arquitectónicos más notables del pasado minero de la provincia de León.
En 1.909 se inician los trabajos del pozo vertical de La Herrera, que comienza su funcionamiento en el año 1.912. Tenía 160 metros de profundidad y es el primero en funcionar con energía eléctrica, estando dotado de la más moderna maquinaria para la extracción, compresores, castillete de hierro, «jaula», llamando poderosamente la atención la Casa de Máquinas construida a base de piedra de sillería por el labrante gallego Fariñas.
Aparte de las distintas galerías en que se bifurcaba el pozo, se construyó un «Travesal» que partiendo de la Plaza de la Herrera minaba el pueblo de Olleros hasta producirse el hundimiento y agrietamiento de varias de sus viviendas y desaparición de barrios como el de La Mata o La Canal.
Con la apertura del Pozo de la Herrera la producción en Hulleras de Sabero se ha remontado ya en el año 1.910, antes de estar totalmente concluido, a las 141.000 toneladas. por año, contando con unos 1.000 obreros a los que había que añadir los de las restantes empresas mineras o contratistas.
El pozo de la Herrera I cierra su explotación en los años 60 del pasado siglo.
Por su parte el pozo Herrera II comenzó a explotarse en el año 1945 por la Sociedad Hulleras de Sabero y Anexas, S.A. Es un pozo vertical de 513 metros de profundidad con siete pisos subterráneos y un total de 19 kilómetros excavados, dimensiones que le convirtieron en uno de los más grandes del país y en una de las explotaciones más modernas de la provincia leonesa. La crisis del sector le empujó a su fin en 1991, sin embargo, aún sigue representando un gran valor socio cultural para la comarca. Su cierre puso el punto y final a una historia que comenzó en 1841, cuando se inició la explotación de las primeras minas por parte de la Sociedad Palentina de Minas, posteriormente integrada en la Sociedad Hulleras de Sabero y Anexas, S.A., constituida en el año 1892. Junto al castillete, todavía pueden contemplarse los edificios que albergaron los talleres, oficinas, baños, etc., restos de un pasado que marcó la vida de esta zona.