Fue una de las construcciones que impulsó la familia de los Quiñones en el mayorazgo de Riolago. Data del siglo XVI y fue conocido durante mucho tiempo como Palacio de la Torre Redonda. Tras pasar por varias manos, en 1915 esta construcción solariega renacentista en la que se funden arquitectura civil y religiosa será pasto de un devastador incendio que determina su ruina.
Fernando Geijo, vecino de la localidad, adquirirá su propiedad y promoverá su reconstrucción y restauración de acuerdo a su estilo original, un proceso que comenzaba en 1978. Este inmueble, actualmente propiedad de la Junta de Castilla y León, consta de residencia con torre, ahora cuadrada, una pequeña capilla y las caballerizas. Está amurallado a modo de fortaleza y en sus muros exhibe varios escudos de la familia Quiñones, no todos los que tuvo en su origen, pues varios se han perdido.
Sí se conserva en el portalón de acceso el escudo de la casa de los Quiñones con una orla que dice:
“Visité a Cristo y a su madre y a costa de mi quiñón di a España el mejor blasón”.
Esta imponente y señorial mansión, cuna del linaje de los Quiñones, constituye uno de los edificios de arquitectura civil más relevantes de la montaña occidental leonesa y fue declarado Conjunto Histórico en 1995.
Está previsto que sirva para albergar la Casa del Parque Natural de Babia y Luna, un proyecto que vislumbra ya su final y para el que el Palacio y su entorno ya está habilitado.