Según la tradición popular, esta fiesta conmemora la victoria cristiana en la Batalla de Clavijo y la liberación del legendario tributo de las “ cien doncellas”, que los reyes asturleoneses venían pagando anualmente a los califas musulmanes. De tal celebración existen referencias escritas del siglo XVI, situando la fecha en el 14 de agosto (fechas coincidentes con la Asunción de la Virgen, el día 15 de agosto). Hoy la fiesta ha sido trasladada al domingo precedente al 5 de octubre, festividad de San Froilán.
En el marco de estas fiestas de San Froilan, el domingo anterior al 5 de octubre tiene lugar la representación de “Las Cantaderas”, una celebración que conmemora la victoria cristiana en la batalla de Clavijo y la liberación del legendario tributo de las “cien doncellas” que los reyes asturleoneses pagaban anualmente a los califas musulmanes.
En la ceremonia, las jóvenes “cantaderas”, ataviadas a la usanza medieval, bailan al ritmo marcado por la “sotadera”, encargada de instruirlas en las costumbres musulmanas. Así, avanzan desde el Ayuntamiento hasta la catedral para cumplir el ceremonial de la entrega de la cera ritual. Luego sigue una misa solemne de agradecimiento a la Virgen, y a continuación la comitiva se dirige a la Plaza del Grano para degustar chorizo y morcilla al son de los bailes regionales.
En esa plaza también se reúnen los Carros Engalanados: parejas de vacuno, caballos, burros y hasta algún mastín tirando de carretas, decorados para la ocasión con colchas, pucheros y aperos de labranza. Vestidos con trajes típicos de diferentes comarcas de las tierras leonesas, los portadores de los carros participan de un concurso anual para elegir al carro más bello, mientras suenan los acordes de la música tradicional.
Mientras tanto, un espectacular desfile de Pendones llegados desde todas las comarcas de León (más de 200 pendones y pendonetas) se juntan en una exhibición de color y destreza, representando a más de 150 localidades. La llegada de las enseñas a la Plaza Mayor siempre es un espectáculo impresionante, donde los mozos y mozas de los pueblos hacen lo posible por ganar distintos premios, al ritmo de tambores, dulzainas, y gaitas.