Ubicado en el extremo suroccidental de la provincia de León, donde confluyen la Sierra de Mina y la sierra de la Cabrera, su origen y configuración geomorfológica corresponden al más clásico de los modelos de la erosión glaciar.
El lago aparece rodeado de un perfecto circo, que a su vez está rematado por las altas cumbres, de más de 2.000 metros, de Peña Trevinca y Peña Surbia.
Desde el punto de vista geológico destaca la bien conservada y enorme morrena, compuesta por lajas de pizarra, que sirve para cerrar este lago del que bebe unos de los más importantes afluentes del Sil, el río Cabrera.
Esta rodeado por un gran anfiteatro de montaña, de paredes casi verticales, por las que se desprenden en cascadas torrentes procedentes del deshielo de algunos neveros, junto a los que se pueden apreciar restos de rebollares y abedulares con mezcla de acebos, tejos, serbales, brezos, retamas y arándanos, que aportan una riqueza cromática insuperable.
Además, este Monumento Natural, presenta botánicamente un interés especial, al tratarse de un enclave de la serie supra-mediterránea arensonasa-sanabrense del abedul.
La parte occidental del lago está presidida por un bosque de abedules adultos mezclados con tejos, acebos, retamas y brezos.
En su extremos meridional el bosque se hace más laxo, con presencia de especies pascícolas y, entre ellas, helechos.
En cuanto a la fauna, es necesario reseñar la presencia de especies cinegéticas como el corzo, el conejo, la liebre o la perdiz, y de rapaces como el ratonero común, el águila perdicera, la culebrera, la real o el azor.
Entre los carnívoros se ha detectado la presencia de lobos, zorros, gatos monteses, nutrias y garduñas.
Tampoco se puedo obviar aquí la presencia de reptiles y de anfibios como la salamandra común, los tritones o ranas de diversas clases.
Las limpias y frías aguas del lago están dominadas por la trucha común.
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