Las imponentes cumbres de Picos de Europa albergan en sus pendientes y valles espectaculares bosques. Entre ellos abundan las formaciones de hayedos, ya que se adaptan mejor que otros árboles a las condiciones climáticas del entorno, especialmente en las laderas de mayor sombra u orientadas al norte, aguantando temperaturas de hasta -25° C.
El hayedo de Cuesta Fría se encuentra cerca de la divisoria de la cuenca de los ríos Dobra y Cares, en una ladera abrupta. Para sumergirse en este paisaje encantado, el camino más sencillo se inicia en Vega de Vegabaño, partiendo desde Soto de Sajambre.
Los hayedos como este son especialmente deslumbrantes en otoño, cuando los tonos ocres, anaranjados y rojizos de las hojas se combinan con la paleta de verdes intensos de los musgos. A lo que se añade el brillo en sus troncos, creado por los haces de luz que se cuelan entre las copas.
A pesar de que el haya sea el árbol predominante, aquí también descubriremos un roble majestuoso, el Roblón de Cuesta Fría, de más de 500 años de edad, con 18 metros de altura y 7 de contorno.
Junto al hayedo de Asotín, el hayedo de Cuesta Fría es otro de los tres “hayedos primarios” españoles, en buen estado de conservación, incluidos en 2017 como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Son otras de las recónditas maravillas naturales a descubrir en el entorno del Parque Nacional de los Picos de Europa.