El arroyo de Ciñera o del Villar marca en su curso dos hábitats que, pese a estar contiguos, son muy diferentes. A un lado se sitúa el Faedo de Ciñera, cuyas características remiten fundamentalmente a la vertiente atlántica, mientras que al otro se encuentran varios encinares propios de la mediterránea.
Este contraste es posible por distintos motivos, entre los que cabe destacar la diferente orientación de las laderas de sus montañas. En las zonas más sombrías, estas hayas hacen gala de su resistencia a las bajas temperaturas, así como de su capacidad para retener la humedad en sus hojas, evitando la transpiración durante parte del día.
Por la N-630 se llega fácilmente a Ciñera (perteneciente al municipio de La Pola de Gordón) desde Asturias o León. Partiendo de la plaza de la Iglesia de Ciñera, comienza una sencilla ruta (de menos de 6 km) que nos llevará hasta el hayedo, pasando junto a una boca de mina abandonada de Santa Lucía, donde se muestran algunas herramientas de ese pasado minero de la comarca. En el camino iremos atravesando puentes de piedra o madera, algunas corrientes de agua y cascadas con las erosiones circulares que provocan (llamadas “marmitas de gigante”), hasta llegar a las pasarelas del propio Faedo.
Leyendo las indicaciones de los distintos paneles (a las que deberemos prestar atención por respeto a este rincón centenario) disfrutaremos de la preciosa serenidad de este mágico paraje. En él conoceremos también a uno de esos árboles insólitos: Fagus, una de las hayas más ancianas de España con más de 500 años de existencia. Pero no es el único habitante del hayedo, paseando por este mágico bosque, conocerás la leyenda de la «bruja Haeda«.
Es posible hacer un recorrido circular para volver a Ciñera, o bien continuar rutas más largas o de más dificultad que nos llevarán hasta otros lugares de interés geológico del Alto Bernesga y adyacentes: como Hoces del Villar o Valporquero de Torío.
En 2007 el Faedo de Ciñera fue distinguido por el Ministerio de Medio Ambiente con el título de “Bosque Mejor Conservado de España”. Una calificación que cada visitante puede ayudar a mantener, mientras camina con el máximo cuidado junto a sus árboles y entorno.