En el seno del Valle Alto del río Torío se encuentran las Hoces de Vegacervera, un lugar donde la fuerza del agua por siglos ha ido tallando en la caliza una garganta de vertiginosas paredes que se elevan más de 100 metros hacia el cielo.
Lo encontramos a unos 2 km de las vecinas localidades de Felmín o Vegacervega, ambas en la LE-315; o bien a través de diversas rutas que llegan de lugares cercanos como la Cueva de Valporquero. Así, podemos disfrutar de sus desfiladeros al caminar, ir en bici o en moto, o realizar actividades de espeleología en su entorno. Precisamente desde la cueva existe un emocionante recorrido subterráneo llamado “Cursos de Aguas” (de unos dos kilómetros) que nos llevará por sus corrientes bajo la montaña, hasta las hoces.
El paisaje de las Hoces de Vegacervera es un escenario donde se despliegan multitud de fenómenos geológicos, resultado de la disolución del material calcáreo por el agua. Aquí, los visitantes pueden maravillarse ante formaciones como las marmitas de gigante (pequeñas “piscinas” redondeadas); las torcas o dolinas (depresiones o pozos de bordes abruptos, causados por la disolución de las rocas subterráneas); y otros sumideros o fosas. Todos estos elementos añaden un carácter especial al ya de por sí hermoso entorno natural.
La estrechez del valle, cuyo lecho no excede los 15 metros de ancho en algunos puntos, junto a la impresionante verticalidad de sus paredes, confiere a las Hoces de Vegacervera su encanto único. Este enclave natural posee además una amplia biodiversidad, siendo hogar de frondosos bosques de hayas y robles, enebros que se yerguen orgullosos y, en las tranquilas riberas del río, sauces y álamos que completan este hermoso paisaje. Sin mencionar el interés ornitológico de sus aves acuáticas o rapaces.
Esculpidas a través de milenios, las hoces son un espectáculo natural de gran belleza, y uno de los Espacios Naturales Protegidos de Castilla y León, además de un destacable Punto de Interés Geológico de la Reserva de la Biosfera de Los Argüellos.