El nombre del pueblo viene del latín “lutum” que significa lodo. A lo largo de la historia fue un codiciado lugar por la abundancia de metales valiosos en la zona.
El momento de máximo esplendor de Lois fue en el siglo XVI. Buena parte de los habitantes de la localidad procedían de familias poderosas y de hidalgos como los Álvarez Acebedo y los Rodríguez Castañón, quienes se reservaron en propiedad la capilla dedicada a la Virgen del Pilar, en la iglesia parroquial.
El importante poder económico de estas familias permitía a sus vástagos estudiar en universidades o hacer la carrera militar en las indias.
A lo largo de ese siglo salieron del pueblo diversos personajes influyentes entre los que destacan un prior de San Marcos, un regidor en Perú y un gobernador de Filipinas. Los Rodríguez Castañón fundaron también una Escuela de Primeras Letras en el año 1709 y una cátedra de Latín en 1744. Por esta razón, Lois era conocido como la Universidad de la Montaña. De su casco histórico destacan la iglesia parroquial, denominada asimismo «La Catedral de la Montaña», y diferentes casas de nobles de los Siglos XVII y XVIII, con escudos de armas en las fachadas, que evidencian su ilustre pasado.