La familia de Prado fue una de las más poderosas de la provincia y construyó en Valdetuéjar el palacio barroco más lujoso de cuantos han existido en la provincia siglos XVI y XVII.
El señorío de los marqueses abarcaba los concejos de La Guzpeña, Valdetuéjar de Abajo y de Arriba y Los Urbayos, repartidos en dos villas y 14 lugares, además de la villa de Anciles, hoy sepultada por el embalse de Riaño.
Contaron con una gran fortuna y relaciones notables, pero cuando las Cortes de Cádiz acabaron con los señoríos jurisdiccionales, su importancia comenzó a decaer hasta que a principios del siglo XX vendieron todas sus propiedades, desarraigándose de León.
La insigne familia fue reflejada en una de las comedias de Lope de Vega, “Los Prado de León”, donde el autor da cuenta de su importancia. También, la amante de Godoy, Pepita Tudó, la presunta modelo de los cuadros de Goya de la Maja, usaría siglos después el palacio para ocultarse durante la invasión francesa.
En la actualidad, del palacio original solo se conserva el muro y algunas bases de la construcción, sobre todo los torreones de las esquinas, que dan una idea de la grandiosidad de la edificación. La mayor parte de los vestigios de esta espectacular construcción fueron dispersados por la provincia. Contó con más de sesenta escudos, que actualmente decoran casas en Puente Almuhey, en el Palacio Episcopal de León, en la pared noroeste del Museo Catedralicio, en la torre nueva de La Mata, en Mayorga, Villamoros, Prioro, Santa Olaja de la Varga y Taranilla, entre otros.
El resto más imponente, la fachada, se encuentra en la ciudad de León y es la puerta principal de la Obra Hospitalaria Nuestra Señora de la Regla. Su traslado se llevó a cabo piedra a piedra, a mediados del pasado siglo, en tiempos del Obispo Almarcha, quien en principio pensó en utilizar sus lienzos para la iglesia de la Virgen del Camino. Antes de que llegara a manos del Obispado, fue vendido, ya muy deteriorado, por su propietario, el marqués de Bermas y Prado, al industrial leonés Agustín Alfageme. Más tarde, fue adquirido por el indiano Pablo Díez y tras nuevas ventas, acabó a disposición del Obispado.