Balouta se asienta en suaves laderas que han conformado la vida de sus habitantes. La economía se ha basado desde tiempos muy remotos en la agricultura y ganadería, labores que han forjado toda una cultura y cuyo máximo exponente son las casas tradicionales, auténticas joyas de la sabiduría popular.
La palloza fue desde antaño la vivienda habitual de esta zona ganadera. De este urbanismo se conservan algunos archivos fotográficos, algunos realizados por el antropólogo Julio Caro Baroja en 1915.
En las fotos se aprecia cómo era antaño Balouta, con todo su urbanismo recreado con formidables pallozas y otros teitos auxiliares. Existen, además, otro tipo de casas tradicionales, edificadas en piedra y con tejado de pizarra, la mayoría asentadas sobre una antigua palloza reaprovechada.
En Balouta las pallozas son de líneas redondeadas, de planta elíptica y se acomodan al desnivel del terreno. Algunos de estos ejemplos sobresalientes son de gran tamaño, llegando a medir más de 10 metros de largo, con muros, de unos 2 metros de alto.
La cubierta es a cuatro aguas teitada con paja de centeno, rematando la cumbrera de una forma original, con un trenzado de los colmos de paja que embellecen la estructura. Por encima es costumbre colocar unas losas planas de pizarra para fortalecer la sujeción.
En uno de los costados se abren los vanos con dos puertas de acceso a la vivienda y a la cuadra. Sobre el interior de las pallozas, en la mayoría se conservan enseres y mobiliario antiguo. Con el paso de los años, las pallozas pasaron de vivienda a uso agrícola ganadero, como pajar o cuadra, mudándose sus habitantes a casas de piedra y pizarra provistas con las comodidades modernas.
Por otra parte, otra de las peculiaridades de esta localidad son los hórreos teitados con paja de centeno.
Se asientan sobre cuatro pegollos y el teito es como el de las pallozas, de paja de centeno hecho con la técnica a paleta, con el típico acabado de trenzado que da un aspecto más vistoso.