La comarca de Omaña guarda con sigilo numerosos secretos, algunos de ellos tan magníficos como las numerosas formaciones boscosas de abedulares que jalonan los valles de la cabecera del río que da nombre a la comarca.
No en vano, lo usual es que en estas latitudes los escasos ejemplares existentes de este árbol estén presentes en bosques de otras especies, pero no conformando una unidad propia.
Esta presencia se explica por la gran adaptación a los periodos fríos demostrada por los abedules, así como por la base silícea que tiene los suelos donde han establecido su hogar.
Gracias a ello es posible contemplar conjuntos tan bellos como los Abedulares de Murias de Paredes, fácilmente identificables gracias ala corteza blanca de estos árboles, especialmente brillantes cuando sus ramas están desprovistas de hojas y su tronco recibe directamente la luz del Sol.
Por las combinaciones de tonalidades y aromas resulta especialmente recomendable visitarlo a finales de verano y otoño.