La primera vía ferrata de los Picos de Europa es aérea, sostenida y larga. La pasarela de entrada, una larga subida vertical y una zona desplomada son sus pasos estrella. Por méritos propios entra en la lista de experiencias.
Entre el 1 de Marzo y el 31 de Julio sólo 50 afortunados la pueden recorrer al día por restricciones a causa de la nidificación de aves. Desde el Mirador del Tombo la visión de los que nos espera promete. El recorrido de la vía ferrata, que avanza entre las tres puntas de un risco que nos queda al frente. Si el entorno es único también lo es la calidad de las instalaciones, no se ha escatimado en recursos. Sólo fijándonos en el cable de vida, de un grosor doble al habitual, nos podemos ir haciendo una idea del conjunto.
La vía empieza con la pasarela de 35 metros sobre el río Cares que da acceso a la ferrata. Es el acceso a la primera pared donde veremos el carácter aéreo de todo el itinerario. Ninguna otra vía ferrata en España tiene una subida vertical como ésta tan larga y sostenida, de unos 100 metros de longitud. La segunda parte destaca por el muro vertical de 60 metros con un desplome corto en el medio. Nos dirigimos hasta la pared que rodea la tercera aguja. Tramo aéreo y vertical que como pasa con el desplome está tan bien equipado que es más fácil de lo que parece.
Una de esas vías para repetir y para dar a conocer.