Dentro del territorio del majestuoso Parque Nacional de los Picos de Europa encontramos valles como el de Valdeón o Sajambre, en los que perviven un considerable número de hórreos.
Declarados como Bien de Interés Cultural (BIC) por la Junta de Castilla y León, no pasan desapercibidos para los caminantes y viajeros. Construcciones propias del noroeste leonés, hechas con materiales locales (piedra, teja, madera); que en pie aún, son un testimonio del pasado, economía y tradiciones de la montaña.
Podemos encontrar estas “despensas” elevadas sobre el suelo en distintas localidades de Sajambre: como Oseja, Soto, Pío o Ribota. En Oseja hay más de 20, mientras que en Soto de Sajambre se encuentran algunos de los hórreos más antiguos del valle.
Históricamente sus gentes los utilizaron para almacenar y conservar las cosechas o la carne curada, preservándolos de la humedad y de los animales. Hoy día estos hórreos son uno de los tesoros culturales de esta zona y forman parte de sus cromáticos parajes.
Aunque comparten muchas características con los hórreos del vecino Valle de Valdeón, los de Sajambre no tienen en general bastidor (un esqueleto o estructura que rodea y afianza su caja exterior). También suelen ser más grandes y utilizan a menudo más de cuatro “pegollos” o pilares que lo elevan del suelo: otra peculiaridad infrecuente en otras regiones.
Sin duda son uno de los atractivos para el visitante, como parte del legado de la arquitectura tradicional en el entorno de Picos de Europa.