Situado en el corazón del Parque Nacional de Picos de Europa, el valle de Valdeón es ya de por sí un espectáculo natural, con algunos de los picos más altos de la provincia leonesa.
Pero no sólo eso, también es una zona de gran riqueza tradicional y etnográfica, donde recorriendo muchas localidades del valle observaremos expresiones de la arquitectura tradicional de montaña, como son los hórreos.
Estos ingeniosos graneros se elevan del suelo por sus pilares o “pegollos” que están rematados con una gran laja o piedra circular, el “tornarratas”. En todo el Valle podemos encontrarnos con unos 80 de ellos, salpicando poblaciones de Valdeón como Soto, Caín, Santa Marina, Cordiñanes, Prada, Los Llanos, Posada o Caldevilla. Tan sólo en Soto de Valdeón se cuentan más de 30 hórreos.
Al caminar junto a cualquiera de ellos, muchos de ellos bien conservados, podemos pararnos a apreciar estas construcciones de piedra, madera y teja. Y cómo antaño contribuyeron a proteger el grano y la matanza: resguardándolos de amenazas como la humedad o los roedores.
El estilo es muy variado, en algunos casos con influencia más asturiana, de planta cuadrada y cubierta a cuatro aguas; en otros casos siendo el hórreo propiamente leonés, rectangular y a dos aguas. Incluso en localidades como Soto y Prada de Valdeón existen varios clasificados como “hórreos arcaicos” por su estructura más rústica.
Y es que, además de ser una construcción tan característica de valles como este, los hórreos son parte esencial de su patrimonio y están declarados Bien de Interés Cultural (BIC).