Las masas boscosas y de agua de León son verdaderos tesoros naturales, que aguardan al visitante sorprendiéndolo por su variedad, colores y fotogénica belleza.
Hablamos de arboledas de hayas, que habitan incluso en las altas y sombrías faldas de las montañas de Picos de Europa; las de Asotín y Cuesta Fría han sido reconocidas por la UNESCO a nivel europeo por su valor natural y muchos otros hayedos o faedos en la provincia, como los de Busmayor, Ciñera, Valporquero o Geras, se convierten en estampas casi de cuento de hadas, en especial en la época otoñal.
El haya no es el único árbol singular que encontraremos por las rutas y pueblos de la provincia de León. También nos podemos encontrar preciosos sabinares, como los de Crémenes o Mirantes de Luna, que son bosques primigenios que se han conservado hasta día de hoy. Al igual que robledales como el del Castillo, el bosque de pinos autóctonos de Lillo, o los abedules de Murias de Paredes, que son auténticos vestigios de cuando el hielo dominaba el continente.
También podemos destacar la fascinante serenidad de tantas aguas quietas, como los múltiples lagos que se ubican en zonas de glaciares. Son masas de hielo que contribuyeron con su lento discurrir para crear los circos o cubetas que les dieron forma. A estos glaciares montañosos les deben su ancestral origen algunos lagos como el Ausente, Truchillas, Las Verdas o la Baña.
En contraposición, el de Carucero y otras lagunas cercanas, son representativos de todo lo contrario. Es un lago creado por la acción del hombre, en este caso por la explotación aurífera y los sedimentos que se arrastraron con el agua. Algo que en parte también contribuyó a la formación de otras masas, como el Lago Somido.
Más allá de la panorámica que ofrecen a quienes se acercan, los bosques y lagos son los elementos vitales para los ecosistemas. Son un refugio para todo tipo de faunas, algunas de ella endémica o en peligro de extinción, como el oso pardo o el urogallo; siendo santuarios para aves o animales de caza; y, sin duda, desempeñando un papel esencial en reducir la degradación ambiental y acústica.
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