La Torre de la Vecilla, edificada en el siglo XII con fines militares y reconstruida en el XIV, da cobijo actualmente a las dependencias municipales tras la restauración acometida en el año 2000 sobre el edificio derruido.
Se trata de un torreón medieval fortificado de planta cilíndrica que fue, en la Edad Media, parte del extenso patrimonio de los Condes de Luna, y que ha alimentado numerosas leyendas en la zona, como la que cuenta que, los presos del torreón -pues sirvió de prisión-, a modo de rehabilitación, trabajaban el campo con el carcelero, o que aquí estuvo presa una mujer que asesinó a su marido arrojándolo después al pantano asegurándose con pesos de que el cuerpo no saliera a flote.
La Vecilla de Curueño se ubica a la entrada del alto del Valle del Curueño. Además de este torreón, esta localidad de apenas 300 habitantes cuenta además, entre su patrimonio, con una iglesia parroquial del siglo XVIII, destacada por su retablo barroco, y son de gran fama las plumas de gallo para elaborar moscas de pesca de trucha. Se fabrican de manera artesanal y, los gallos, solo producen esas brillantes plumas si se crían en este territorio.
El municipio de La Vecilla encierra también a los núcleos de población de Campohermoso, La Candana y Sopeña.