En sus inicios era una sencilla ermita dependiente de la cofradía de la Santa Resurrección y Vera Cruz, que ya se documenta en 1552.
El santuario alberga en su interior la imagen del Ecce Homo, una figura gótica articulada del siglo XV que sale en procesión cada siete años.
El actual santuario fue edificado en el siglo XIX, sobre otro edificio del siglo XVII-XVIII que fue quemado por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia, destruyendo prácticamente todo su interior.
El templo es de estilo neoclásico con planta de cruz latina. Sobre la fachada principal se alza una magnífica torre barroca de sección cuadrangular y tambor octogonal construida por el maestro Neira entre los años 1807 y 1808.
El cubo que permite el acceso al campanario es de cantería, con tres cuerpos, y fue realizado en 1678 por Juan Gómez de Velasco, junto con el Ecce Homo entronizado en la hornacina de la carretera, que ha llegado a convertirse en un improvisado altar, donde se acude en busca de amparo y protección en los momentos cruciales de la vida.
El interior está presidido por el retablo mayor, de arquitectura clasicista, que ensambla en 1845 el escultor local Pedro Corral Ramos, y que está presidido por un “Cristo atado a la columna” el conocido “Santo Ecce Homo”, Patrono de todo el Bierzo Alto. La obra es de factura tosca y autor desconocido y personifica la flagelación de Jesús.