Alrededor de la Plaza Mayor y en las calles adyacentes, como la calle Santiago Basanta, la avenida Castilla y, especialmente, en la avenida Susana González, se disponen varias casas de estilo modernista que se levantaron entre 1868 y 1932, incorporando elementos arquitectónicos de anteriores corrientes artísticas.
Los edificios pertenecían a una pujante burguesía industrial, de ahí que en la mayoría de ellas la planta baja tuviera un uso comercial y la planta superior estuviera habilitada como vivienda.
Todas ellas llevan de alguna manera el sello personal de Francisco Frades Tobal, maestro de obras de origen zamorano establecido en Bembibre, siendo la más representativa la casa de Villarejo, que ordenó construir el empresario Bernardo Alonso López en 1896.
A escasos metros de esta se encuentra la casa de Riego, erigida en 1876 por el hacendado Juan Riego de la Torre y rehabilitada en 1928 por su hijo, quien también confió esta remodelación a Frades.
Siguiendo desde la Plaza Mayor hasta el Barrio de la Estación, cuya puesta en funcionamiento del ferrocarril en 1882 trajo consigo una etapa de bonanza económica, se establecieron profesionales liberales y comerciantes de dinero que demostraron su opulencia en las viviendas que habitaron.
En la avenida Castilla se alza la casa de Abelardo López Sarmiento, que mandó construir en 1868 el industrial Ricardo López Rodríguez. En la avenida Susana González, que enlaza el núcleo embrionario de la villa con la estación del tren, se observan en varios edificios los innovadores diseños de Frades.
La casa de los Hijos de Higinio González Fernández se construye hacia 1872 en el más puro estilo neomudéjar. Un poco más adelante se levanta la casa de Eduardo Criado Carro. La decoración denota influencias neoclásicas, principalmente en los huecos, las barandillas de los balcones y el mirador. A continuación, se ve la casa de Eloy Reigada Álvarez, que fue levantada en 1910 y rehabilitada en el año 1922 por Frades.
Bajando por este paseo, está la casa de José Cubero García, médico titular de esta villa, cuyos trabajos se inician en 1919. Al otro lado del río Boeza, poco después de cruzar el viaducto, se encuentra la casa de Nicanor Fernández Santín, fechada en el año 1932 y remodelada en 1945.