Entre Cordiñanes y Caín puedes detener tu viaje para descubrir la ermita de Corona.
Muy cerca del chorco de lobos, la bruma de la leyenda nos transporta al Siglo VIII, allí puedes viajar con tu imaginación hasta el momento en el que, allí mismo, Pelayo fue coronado rey, alzándolo sobre su escudo entre los vítores de su ejército, tras su victoria sobre los musulmanes. La ermita se construyó para conmemorar este momento y, por ello, el templo se dedicó a la Virgen de la Corona, patrona del Valle.
Un templo tan antiguo ha jugado siempre un papel muy importante en la vida de este valle ganadero, así que en 1580 sus habitantes solicitaron a la virgen que terminase con una sequía que estaba acabando con pastos y ganados. Cuando por fin cayó esa lluvia tan deseada, en agradecimiento, el Real Concejo de Valdeón prometió una romería en la que la imagen de la Virgen se llevaría a las parroquias de Posada y de Soto de Valdeón. Los valdeonenses debían asistir si no querían ser multados, pero nunca hizo falta puesto que acudían más por devoción a su patrona que por obligación.
La romería se celebra el 8 de septiembre y es una ocasión inmejorable para visitar el Valle y disfrutar junto a la gente de la montaña del increíble ambiente festivo.