En un rincón del Bierzo un paisaje sorprendente surge de la tierra rojiza cubierta por un mar de castaños. Estamos llegando a una antigua explotación minera romana y ante nuestros ojos aparece la huella de la acción del hombre para extraer oro de las entrañas de la tierra. Millones de litros de agua, traída de las cuencas cercanas, sirvieron para perforar los montes y derrumbarlos para llegar a los filones del preciado metal y, de esa manera, cambiar el paisaje para siempre.
Hoy se considera la explotación aurífera más importante del Imperio y ha dejado como herencia este paisaje emblemático, símbolo de la comarca del Bierzo.
La abundante agua utilizada sobre la inclinación del terreno fue modelando el paisaje, a través de un sistema de explotación denominado ruina montium. Con este sistema conseguían que el agua penetrase en las laderas arcillosas de forma controlada, creando corrientes de lodo que arrastraban los minerales hasta los puntos de decantación y provocando derrumbes en las laderas perforadas.
El sistema hidráulico utilizado para la explotación aurífera de Las Médulas es el más espectacular por la cantidad de agua empleada, la longitud y el gran número de ramificaciones que poseen sus canales que sumaban más de 600 kilómetros.
La explotación quedó abandonada en el siglo III después de 250 años de perforar el terreno. La vegetación volvió a adueñarse de un paisaje, modificado por la mano del hombre, y en la actualidad está cubierta por un bosque de castaños que los habitantes del pueblo de Las Médulas cultivan y explotan.