El edificio de la Fábrica de Productos Químicos Abelló constituye uno de los mejores ejemplos de arquitectura industrial de la primera mitad del siglo XX.
En 1894 la Real Compañía Asturiana de Minas inscribió los solares en el Registro. En 1933 fue montada una fábrica de Unión Química Española y sus instalaciones fueron también ocupadas por La Papelera Leonesa, un almacén de abonos y unos talleres de la Legión Cóndor.
A comienzos de la década de 1940 fue adquirida por el empresario Juan Abelló, un químico y farmacéutico de origen catalán, propietario y fundador, en 1925, de la madrileña “Fábrica de Productos Químicos Abelló”, instalando en este edificio su filial en 1941 y fabricando agua oxigenada así como de éter dietílico.
El complejo original constaba de tres casas de planta baja y piso; nave de planta baja y tres plantas, diez naves de planta baja, transformador, chimenea y depósito de agua.